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Los cuerpos de socorro buscan a «decenas y decenas de desaparecidos», indicó el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres.
Las peores inundaciones en más de medio siglo en España dejaron al menos 158 muertos y decenas de desaparecidos, informaron este jueves (31.10.2024) las autoridades que siguen buscando víctimas en poblaciones arrasadas por el agua y el lodo.
«En este momento, y de forma provisional, la cifra de víctimas mortales asciende a 155 personas», indicaron en un comunicado la tarde del jueves los servicios de emergencia de la región de Valencia, la más afectada por las lluvias torrenciales que cayeron entre martes y miércoles.
Otras dos personas fallecieron en la vecina Castilla-La Mancha y una más en Andalucía. A ese total se suman «decenas y decenas de desaparecidos», indicó el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, en rueda de prensa la noche del jueves.
Esto hace temer que siga aumentando el saldo, que ya es el más elevado por un desastre meteorológico en España desde las inundaciones que dejaron 300 fallecidos en octubre de 1973.
La emergencia meteorológica «continúa», advirtió este jueves en una visita a la región el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien pidió a los habitantes de Valencia quedarse «en casa» para «salvaguardar» vidas.
La agencia estatal de meteorología (Aemet) decretó en la mañana del jueves alerta roja por lluvias en Castellón, una zona de la Comunidad Valenciana al norte de las partes más afectadas, pero en la tarde rebajó su peligrosidad a naranja.
Mientras las labores de búsqueda continuaban, en localidades como Paiporta, una de las afectadas por las riadas que se formaron la noche del martes 29 de octubre, los habitantes intentaban limpiar las calles, cubiertas todavía de barro y de coches arrastrados por la corriente.
En Paiporta, localidad de 25.000 habitantes en la periferia sur de la ciudad de Valencia donde murieron más de 60 personas, no queda ningún «comercio en pie (…) Necesitamos ayuda humanitaria con alimentos, con agua, porque no hay agua en las casas», dijo a la AFP David Romero, un músico de 27 años.
El ministro Torres anunció que a partir del viernes el Ejército, que hasta ahora participaba en labores de rescate, comenzará a colaborar en la distribución de suministros.
Tras haber decretado tres días de luto, Pedro Sánchez anunció que la región será declarada como zona catastrófica para agilizar recursos destinados a la reconstrucción.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, ya había informado de una ayuda de emergencia de 250 millones de euros (270 millones de dólares) para los afectados.
Este jueves, miles de valencianos continuaban privados de electricidad, según los servicios de emergencias.
Muchas carreteras seguían cortadas, algunas por la acumulación de vehículos arrastrados por el agua, cubiertos de barro y de escombros. El tren de alta velocidad entre Madrid y Valencia permanecerá paralizado unas tres semanas más, según el Ministerio de Transportes.
Según la Aemet, en la noche del martes 29 y la madrugada del miércoles 30 de octubre varias poblaciones de la región recibieron más de 300 litros de agua por metro cuadrado (unos 300 mm). El máximo se registró en el pequeño pueblo de Chiva, con 491 milímetros, el equivalente «a un año de precipitaciones», precisó.
La prensa española, que describe el episodio como las «inundaciones del siglo», cuestiona la reacción de las autoridades: el mensaje de alerta del servicio de protección civil se envió el martes a las 20H00, pese a que la Aemet había declarado desde la mañana la alerta roja.
La Comunidad Valenciana y la costa mediterránea española en general sufren regularmente en el otoño boreal el fenómeno de la «gota fría», una depresión aislada en elevada altitud que provoca lluvias repentinas y extremadamente violentas.
Los científicos advierten desde hace años que fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor o este tipo de tormentas son cada vez más frecuentes e intensos por el cambio climático.
Las lluvias torrenciales que azotaron España fueron un 12% más intensas y dos veces más probables que cuando el clima no se había calentado, estimaron los científicos de la red World Weather Attribution, que evalúa la relación entre los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático.