El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó recientemente una orden ejecutiva que inicia el proceso de retiro del país de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según información de El Universal, esta decisión ha generado amplias críticas, especialmente por sus posibles consecuencias en la lucha global contra enfermedades infecciosas y futuras pandemias.
La decisión de Trump se basó en críticas hacia la gestión de la pandemia de COVID-19 por parte de la OMS. En su orden ejecutiva, el mandatario acusó a la organización de “mal manejo” en la crisis sanitaria global. Señaló específicamente la falta de acciones efectivas ante el brote en Wuhan, China, y su posterior propagación, así como una supuesta dependencia de intereses políticos, particularmente de China.
Trump argumentó que la OMS no implementó las reformas necesarias y aseguró que estaba dominada por intereses políticos y corporativos. En diversos discursos, reafirmó su visión de que las instituciones multilaterales como la OMS son ineficaces y perjudican los intereses estadounidenses.
Esta no es la primera vez que Trump retira a Estados Unidos de un organismo internacional clave. En 2017, anunció la salida del Acuerdo de París sobre cambio climático, bajo el argumento de que no beneficiaba a su país.
La salida de la OMS refuerza una política exterior que busca limitar la participación de Estados Unidos en instituciones globales, priorizando acciones unilaterales en temas de salud y medio ambiente.
Estados Unidos ha sido uno de los mayores contribuyentes financieros de la OMS, con aportes anuales que oscilan entre 160 millones y 815 millones de dólares. Este financiamiento ha sido esencial para programas internacionales como:
- La erradicación de la polio.
- Iniciativas de salud materna e infantil.
- Investigación de enfermedades infecciosas
Sin esta financiación, el progreso de dichos programas podría ralentizarse considerablemente, afectando especialmente a países en desarrollo.
La retirada también afectaría la colaboración técnica entre la OMS y agencias estadounidenses como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esta cooperación ha sido clave en:
- La determinación de las vacunas contra la gripe.
- El acceso a bases de datos genéticos sobre enfermedades infecciosas.
- El desarrollo de tratamientos para emergencias sanitarias globales.
La ausencia de Estados Unidos podría retrasar avances científicos importantes y limitar el acceso a información clave para el control de brotes epidémicos.
La comunidad científica internacional expresó su preocupación por esta decisión. Expertos advierten que debilitar la OMS podría dificultar los esfuerzos globales para combatir enfermedades como el VIH y la tuberculosis, así como para responder a futuras pandemias.