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El saldo de víctimas fatales del incendio en Hawái, el más mortífero en Estados Unidos en más de un siglo, puede llegar al centenar de personas este domingo según las autoridades, en medio de crecientes críticas a la gestión de la crisis.
Autoridades afirman que hay 93 muertos confirmados, pero advirtieron que la cifra puede aumentar a medida que los equipos de rescate con perros entrenados siguen en la sombría tarea de búsqueda entre las casas y vehículos calcinados.
Lahaina, ciudad costera de la isla de Maui, quedó casi completamente destruida por el voraz infierno que la arrasó en las primeras horas del miércoles, mientras los sobrevivientes denuncian que no recibieron ningún aviso.
Interrogada sobre la razón por la que las sirenas de la isla no sonaron, la senadora por el estado de Hawái, Mazie Hirono, respondió el domingo que esperaría a los resultados de la investigación anunciada por la fiscal general de ese estado, Anne Lopez.
No voy a dar ninguna excusa para esta tragedia”, dijo la demócrata en el espacio “State of the Union” de la cadena CNN.
En lo que a mí respecta, estamos concentrados en la necesidad de rescate, y tristemente, en la localización de más cuerpos”, añadió la congresista.
El fuego impactó o destruyó más de 2 mil 200 estructuras en Lahaina, y oficialmente las pérdidas se estiman en 5.500 millones de dólares, sin contar los miles de damnificados que quedaron sin hogar.
Los restos que estamos encontrando son de un incendio que fundió el metal”, dijo John Pelletier, jefe de la Policía de Maui.
Los cuerpos recuperados son difíciles de identificar, explicó el oficial. Solo dos de ellos pudieron ser identificados, por lo que pidió a los familiares de las personas desparecidas someterse a pruebas de ADN.
Vamos tan rápido como podemos. Pero para que lo sepan, 3% -eso es lo que ha sido rastrado con los perros-“, explicó Pelletier.
Este es el incendio más mortífero en Estados Unidos desde 1918, cuando 453 personas murieron en Minnesota y Wisconsin, según el grupo de investigación sin fines de lucro Asociación Nacional de Protección contra Incendios.
El saldo de víctimas fatales sobrepasa el de Camp Fire, ocurrido en 2018, en California, que prácticamente borró del mapa la pequeña población de Paradise y mató a 86 personas.
Surgen preguntas sobre qué tan preparadas estaban las autoridades para la catástrofe, pese a la exposición de la isla a peligros naturales como tsunamis, terremotos y violentas tormentas.
En su plan de manejo de emergencias del año pasado, el estado de Hawái describió el riesgo de afectación a los habitantes por incendios forestales como “bajo”.
Sin embargo, los mecanismos de advertencia destinados a proteger a los ciudadanos en caso de un desastre, parecen no haber funcionado.
Maui sufrió varios cortes de energía durante la crisis, evitando que muchos residentes recibieran alertas por medio de sus teléfonos celulares.
Ninguna sirena de emergencia funcionó y muchos residentes de Lahaina dijeron que se enteraron del fuego al ver a los vecinos que corrían por las calles o cuando lo vieron por sí mismos.
La montaña atrás de nosotros se prendió en fuego, y ¡nadie nos avisó!”, reclamó Vilma Reed, de 63 años.
Reed, cuya casa quedó destruida, dijo que huyeron de las llamas solo con lo puesto y ahora depende de donaciones.
Esta es mi casa ahora”, relató la mujer al señalar el auto en el que durmieron con su hija, su nieto y dos gatos.
La policía de Maui dijo que no se permitiría la entrada a Lahaina mientras se realizan evaluaciones de seguridad y mientras las búsquedas continúen, incluso para quienes pueden probar que viven ahí.
Varios residentes esperaron horas el sábado para tener acceso con el fin de buscar a sus seres queridos o a sus mascotas perdidas, pero la policía advirtió de multas e incluso de prisión.
Interrogada por la ira de los residentes con respecto a la respuesta estatal, Hirono dijo en la cadena CNN entender la frustración de la gente porque este es “en un momento de conmoción y pérdida”.
Este desastre en Hawái se produce después de que América del Norte sufriera varios fenómenos climáticos extremos durante este verano boreal, desde incendios récord en Canadá y una extensa ola de calor que azotó el suroeste de Estados Unidos y México.